lunes, 21 de marzo de 2011
domingo, 20 de marzo de 2011
Vídeo
sábado, 19 de marzo de 2011
Fábula
LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO
Un buen día, un hombre paseaba por el bosque y se encontró una hermosa gallina. Se la llevó a su casa y a los pocos días se dio cuenta de que cada día ponía un huevo de oro. Se creyó que dentro del estómago de la gallina habría mucho oro y se haría rico y la mató. |
Pero cual fue su sorpresa cuando al abrirla vio que por dentro era igual que las demás gallinas. Resulta que la gallina ponía huevos de oro pero ella no era de oro. De modo que como la había matado se quedó sin la riqueza que la madre naturaleza le había otorgado al dejarle en el bosque la gallina de los huevos de oro. |
MORALEJA: Estad contentos con lo que tenéis y huid de la insaciable codicia.
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lunes, 14 de marzo de 2011
Cuento
Había una vez un pequeñísimo país castigado por una larga sequía. Llevaba tanto tiempo sin llover que la gente comenzaba a pasar hambre por culpa de las malas cosechas.
Coincidió que en esos mismos días un grupo de músicos cruzaba el lugar tratando de conseguir unas monedas como pago por sus conciertos. Pero con tantos problemas, nadie tenía ganas de música.
- Pero si la música puede ayudar a superar cualquier problema - protestaron los músicos, sin conseguir ni un poquito de atención.
Así que los artistas trataron de descubrir la causa de que no lloviera. Era algo muy extraño, pues el cielo se veía cubierto de nubes, pero nadie supo responderlos. “Lleva así muchos meses, pero ni una sola gota han dejado caer las nubes”, les dijeron.
- No os preocupéis, nosotros traeremos la lluvia a esta tierra - respondieron, e inmediatamente comenzaron a preparar su concierto en la cumbre de la montaña más alta.
Todos los que lo oyeron subieron a la montaña, presa de la curiosidad. Y en cuanto el director de aquella extraña orquesta dio la orden, los músicos empezaron a tocar.
De sus instrumentos salían pequeñas y juguetonas notas musicales, que subían y subían hacia las nubes. Era una música tan saltarina, alegre y divertida, que las simpáticas notas comenzaron a juguetear con las suaves y esponjosas barrigonas de las nubes, y tanto las recorrieron por arriba y por abajo, por aquí y por allá, que se formó un gran remolino de cosquillas, y al poco las gigantescas nubes estaban riendo por medio de grandes truenos.
Los músicos siguieron tocando animadamente y unos minutos más tarde las nubes, llorando de pura risa, dejaron caer su preciosa lluvia sobre el pequeño país, con gran alegría para todos.
Y en recuerdo de aquella lluvia musical, cada habitante aprendió a tocar un instrumento y, por turnos, suben todos los días a la montaña para alegrar a las nubes con sus bellas canciones.